¿Cómo lograr un buen corte de cabello?

Mujer antes de su cambio de cabello largo a corto
Foto: Anna Kraynova/Shutterstock
Todo el mundo quiere lucir un buen corte de cabello y muy poca gente ignora hasta qué punto un mal corte puede provocar una sensación espantosa. Los estilistas saben algo de eso. No te sorprendas. Una vez, yo trabajé en un salón de belleza inmenso. Me acuerdo del día en que le pedí a una de mis colegas que me cortase el pelo.
 
Ella me hacía miles de preguntas, me contaba su vida y mascaba chicle. Mientras tanto, yo me angustiaba al ver caer mis mechones al suelo. Cuando terminó, no me quedaba ni un pelo en la cabeza. Le dije que era demasiado corto. Su respuesta fue: “Ya te va a crecer”. Es una frase clásica que implica una falta de consideración. Mi cabello, efectivamente, creció, pero nunca más quise que esa compañera me lo cortara.
 
En otra peluquería, he visto a los estilistas fumar mientras trabajaban. Las cenizas podrían esparcirse, caer en la cabeza del cliente o en el suelo, o incluso dentro de las tazas de café que se supone que les permitían “guardar las formas” mientras continuaban atendiendo a sus clientes. Estas escenas me han dejado estupefacta. Así, la charlatana pasó a ser tan buena que hasta ni siquiera hablaba tanto. Los demás, los que fumaban y bebían su café en la cabeza de los clientes, eran fundamentalmente buenos peluqueros. Su peluquería podía ser un salón muy famoso.
 
Y el carácter cargoso de estos estilistas no era del todo malo. Pues, por otro lado, es necesario siempre estar a gusto con su peluquero o peluquera, sentirse cómodo y tener confianza en su profesionalidad mientras él o ella nos habla. ¿Entiendes lo que quiero decir? Es necesario que haya un mutuo entendimiento y cierta empatía mientras hablas. Todo está en la comunicación.
 
El secreto de un buen corte comienza por el sentido de la observación, que debes explotar cuando sales de compras. Haz de él una prioridad. Mira los cortes de las demás mujeres hasta que alguno te llame mucho la atención. Detén a esa mujer y pregúntale a qué peluquería va. Ella estará encantada de responderte, como toda mujer que se siente halagada con un piropo. No olvides apuntar su nombre, pues podría servirte de referencia cuando vayas al mismo salón de belleza que ella.
 
En cuanto te sientes, escucha atentamente lo que el estilista tiene para decirte a propósito de tu cabello. Escucha sus preguntas y piensa bien antes de responder. No tienes por qué hacerlo rápido. Se trata de tu pelo y de tu dinero. Estás pagando por su experiencia y por sus consejos. Al comentarle el estilo que quieres, ¿qué te dice? ¿La comunicación se establece en los dos sentidos?
 
Muchas veces las clientas eligen un estilo que les gusta, pero luego se dan cuenta de que la textura de sus cabellos es incompatible con ese corte, que requeriría demasiados cuidados diarios. Si la comunicación es buena, tu estilista te dirá si te conviene o no el estilo que deseas. A veces, el peinado no favorece la forma de tu rostro o tu figura. En cualquier caso, tu estilista entenderá lo que necesitas y te sugerirá algo que se adapte bien a ti.
 
Mujer después de un drástico cambio de cabello largo a corto
Foto: Anna Kraynova/Shutterstock
Observar a los demás estilistas en la peluquería también te puede ayudar. Acompaña a una amiga al salón de belleza y observa con atención a los demás peluqueros mientras trabajan. ¿Parece que demuestran un alto nivel de profesionalidad al crear un estilo? ¿Hablan demasiado de sí mismos o escuchan a sus clientes? Pregúntate si a ti te gustaría oír sus problemas.
 
¿La estilista presta atención a lo que está haciendo? ¿Parece como si estuviera presionando a sus clientes y como si no pudiera dedicarles mucho tiempo? ¿Está intentado hacer al mismo tiempo un corte con permanente de un lado y una coloración de otro porque está desbordada de trabajo? ¿Qué pensarías de este tipo de actitud si tuvieras que soportarla tú? ¿Da la sensación de que la estilista está demasiado ocupada como para preocuparse de tu cabello? Si es así, continúa tu búsqueda durante más tiempo. No tiene nada de malo hacerse la difícil.
 
Es cierto que no es bueno juzgar a la gente por la primera impresión, pero en algunos casos podemos hacer alguna pequeña excepción. ¿A qué se parece el cabello de tu estilista? Si es joven y lleva un estilo punk violeta bastante salvaje con cinco aretes en la nariz y un piercing en la lengua que la hace salivar constantemente, puedes preguntarte si estará a la altura de las circunstancias para ocuparse del estilo tradicional que buscas.
 
¿Es ella capaz de hablar con claridad con esos chirimbolos en la boca? Seguramente, se sentiría más a gusto con chicos de su edad y con quienes aprecian este tipo de espectáculos. Por otro lado, si en un rincón una peluquera se ocupa solamente de las mujeres más maduras, el mismo problema ocurrirá en el lado opuesto. Mírala bien y fíjate si crea el tipo de estilo que buscas.
 
¿Qué representan sus cabellos para ti? ¿Lleva un estilo que te gustaría para ti misma? Mientras trabajan las estilistas, ¿parecen seguras de lo que hacen, demasiado seguras o nada seguras? ¿Cómo se verá su peinado una vez que abandonen la peluquería? Mira, observa y escucha.
 
¿Qué reputación tiene esta peluquería? ¿Qué reputación tienen los estilistas que trabajan en ella? ¿Son profesionales y respetuosos? Cuando los veas trabajar, fíjate si limpian los cepillos y los ruleros, o si los reutilizan directamente con los siguientes clientes.
 
Mujer con cabello perfectamente cortado
Imagen: Ilustracion IA
¿Barren rápido los cabellos que se han caído al suelo o esperan a tener un momento de tranquilidad después de que se han ido varios clientes? ¿Están a la vista sus licencias profesionales? Todas estas cuestiones deben ser tenidas en cuenta. Tienes que preguntarte qué consideras importante en un estilista.
 
Desafortunadamente, en el momento en que eres una joven diplomada de la escuela de peluquería, el público ve la falta de experiencia como una falta de conocimiento. Eso no es necesariamente cierto, si el o la estilista sale de una escuela reconocida y se toma su trabajo en serio. De hecho, los/as jóvenes diplomados/as conocen a menudo las últimas técnicas de cortes y de coloraciones que deberían ser un modelo para los demás estilistas del salón.
 
El problema es el mismo en lo que respecta a los peluqueros y las peluqueras de más edad. El público los juzga por su apariencia sin tener en cuenta su inmensa experiencia. Los estilistas de más edad que han seguido las últimas tendencias en materia de cortes y de coloraciones son unas verdaderas perlas raras.
 
¿Cuánto estarías dispuesta a pagar por un corte? A menudo, si el precio es elevado, lo que pagas es la buena reputación y la experiencia. Un precio justo por un trabajo serio.
 
Algunas veces, pides un estilo de moda, pero te das cuenta muy tarde de que no te queda bien. La estilista era buena y tu cabello excelente, pero te has quedado horrorizada al ver el poco pelo que te ha dejado en la cabeza. Sales de la peluquería llorando y sintiendo que jamás vas a recuperarlo. Los demás tal vez adoren tu nuevo look, pero tú, en cambio, no te haces a la idea, sobre todo por culpa de la falta de cabello. Estabas acostumbrada a tu larga melena y ella desapareció de un tijeretazo.
 
¿Cómo puedes evitar que esto vuelva a pasar? Primero, no sigas las tendencias. El hecho de que estos estilos diferentes sean todos una novedad no implica que estén hechos para ti. Si estás cansada de llevar el mismo estilo de siempre, ve cambiándolo de a poco, no de golpe. Coméntale eso a tu estilista y pídele su opinión. Pregúntale si puedes comenzar este pequeño cambio de estilo que tienes en mente.
 
Poco a poco, el volumen se nota. Tal vez tu personalidad no se adapta a un cambio rápido, quizás estás acostumbrada a tus largos y gruesos mechones que te llegaban hasta los hombros. Pasar de un estilo largo a uno corto en menos de treinta minutos puede llegar a ser una experiencia traumática. Ahórrate este estrés.
 
Date cuenta, a su vez, de una cosa: al envejecer, nuestro cabello largo y tirante por los lados de nuestro rostro no mejora nuestra mirada, pero la desvía hacia la parte de abajo. Echarlo hacia atrás y llevarlo como lo llevabas cuando eras estudiante ya no te queda bien. Ahora cada músculo o cada rasgo deteriorado se ponen en evidencia. Un cambio puede no ser tan fastidioso si se hace progresivamente. ¡Estoy segura de que puedes hacerlo!
 
©hairfinder.com
 
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La primera impresión
 
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