Peinado con plancha

Peinado con plancha de pelo
Foto: Ema Woo/Shutterstock
Si el origen de las técnicas del peinado se remonta a menudo a la noche de los tiempos, fue necesario esperar hasta el fin del siglo XIX para ver el desarrollo de las técnicas térmicas, con la aparición de las tenacillas calientes de Marcel Grateau. Más tarde, los cepillos térmicos y las planchas de alisado se usaron para alisar los cabellos naturalmente ondulados. Estas técnicas eran eficaces, pero dañaban mucho el cabello. Afortunadamente, la ciencia sigue avanzando.
 
Hoy en día, tenemos aparatos térmicos especiales, diseñados para cambiar la estructura del cabello sin dañarlo, así como productos que protegen el cabello durante este proceso. No solamente hay planchas para alisar de diferentes tamaños, sino que también existen las que pueden dejar tu cabello completamente liso y sedoso en unos pocos minutos.
 
Con estas nuevas herramientas (cuyos precios oscilan entre unos 20 y unos 150 euros, o más), puedes hacerte los bucles o el alisado que desees.
 
Cómo usar una plancha para el cabello
 
Pero debes conocer ciertas reglas importantes antes de usar estos aparatos, para sacarles el mejor provecho posible y evitar al máximo los posibles daños. Aquí te mostramos algunas reglas simples para los peinados térmicos:
 
Regla número uno: Comienza cualquier proceso térmico con los cabellos limpios y secos. Si es posible, debes comenzar la sesión de peinado con un lavado y un producto fortificante, ambos con una fórmula hidratante. Además, agrega un producto en spray para proteger el cabello durante el secado y durante el proceso térmico de peinado.
 
Un cúmulo de gel, mousse o laca de peinados anteriores te hará tener un aspecto pegajoso y denso, y es posible que dañe tu pelo, por lo cual es necesario lavarlo bien antes de someterlo a cualquier proceso térmico. Además, tus cabellos deben estar COMPLETAMENTE secos. No solamente los cabellos un poco húmedos no reaccionarán bien al tratamiento, sino que además, literalmente, se van a cocinar en un baño de vapor, que hará que se quiebren y se vaya la hidratación protectora de su corteza.
 
Plancha para el cabello
 
Regla número dos: Usa herramientas del tamaño adecuado. Si tu cabello te llega a los hombros, debes elegir una plancha que tenga un largo de las tenacillas calientes de unos 2,5 a 4 cm. Hay planchas más grandes, pero estas son necesarias solamente para los cabellos aún más largos. Para las cabelleras medianas, las planchas pequeñas tienen la ventaja de ser más controlables, más livianas y más fáciles de manejar.
 
Regla número tres: Trabaja con mechones maniobrables y no uses más del calor necesario. Muchas mujeres usan planchas y se quejan de que no funcionan bien. A menudo, porque las usan demasiado. Si tratas demasiados cabellos a la vez, no utilizarás de modo eficaz el calor, los cabellos exteriores del mechón se calentarán, mientras que los del medio, no mucho. Además, si tratas de alisar un mechón demasiado grueso manteniendo la plancha durante más tiempo, recalentarás demasiado los mechones cercanos a la plancha y así podrás dañarlos.
 
También existe el peligro de dañar y quemar el cabello al utilizar una plancha demasiado caliente. Comprueba siempre el nivel de calor si no conoces bien el aparato. Toma un pañuelo de papel humedecido y colócalo entre las tenacillas. En principio, la humedad tendría que evaporarse rápidamente sin quemar el pañuelo. Si el papel comienza a arrugarse o a desteñirse, baja la temperatura antes de pasar la plancha por tu cabello.
 
Divide tu cabello en varias mechas, no más grandes que las tenacillas de tu plancha y no más espesas que la mitad de las tenacillas. Trabajando con pequeñas secciones finas, aplicas mejor el calor y puedes obtener la rigidez deseada pasando la plancha menos veces.
 
Regla número cuatro: Usa una pequeña aplicación de producto capilar para alargar la vida de tu peinado. Aplicando un poco de laca en los mechones que vas a alisar y dejándolos secar bien (o utilizando un poco de gel o de mousse mientras los secas), obtendrás cabellos lisos que permanecerán durante más tiempo. Esta es otra buena razón para lavar bien y fortificar el cabello antes del tratamiento, pues es absolutamente necesario evitar amontonar los nuevos productos sobre los viejos de los peinados anteriores.
 
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